Coincide que hoy celebramos el nacimiento de Chris Cornell, en concreto el 58º año tras su nacimiento. Me siento a reflexionar y compartir con vosotros porqué es una fecha especial para mí.
Me crié en una sociedad en la que ya muchos derechos civiles estaban conquistados. La Generación X, siempre contestataria, había llevado a cabo mucha parte del trabajo sucio, o eso pensábamos. Así que nuestra pelea creo que estaba más en el nivel individual que en el colectivo. Por ejemplo, si nos topábamos con un personaje acosador en el colegio o instituto lo ignorábamos individualmente, antes que intentar convencer a otros de que era una mala persona y que hicieran algo. En el tema del reciclaje, cambiamos nuestras costumbres sin consensuar con la familia y amigos, pero esperábamos que al ver que era posible y fácil nos imitaran.
Pues la idiosincrasia grunge nos dio el cobijo perfecto. Cabía la moda y la anti-moda, cabía el ser hetero o cualquier variación de orientación sexual, cabía que te gustara el rock o el punk, tener tendencias depresivas o maníacas o cualquier otra. La regla de oro era no juzgar al de al lado y hacer lo que quieras sin dañar. Y así se gestó la semilla de la tolerancia, me da la sensación que somos personas de una combinación de valores éticos donde la tolerancia por la diversidad viene cosida en la sisa.
Las personas que conozco que nos identificamos con el grunge no somos ganadores, nos gusta competir solamente si nos hace mejores personas, no para ganar al de al lado. Luego, aprendimos a perder a nuestros héroes. Cada cuál tiene los suyos dentro del universo grunge, a mi en particular me impactaron las muertes de Kurt Cobain y Chris Cornell. No es algo nuevo perderlos, recordemos otros modos de ver el mundo que perdieron a sus héroes demasiado pronto: a Jannis Joplin, a John Lenon o a Bob Marley, por ejemplo. Lo que nos caracteriza es que nosotros nos resignamos, lo aceptamos, lo vemos como parte de la sociedad en que vivimos.
No dejo de darle vueltas a la idea de que pertenezco a un grupo de gente especial, que tuvo la suerte de verse influenciado por el movimiento grunge de una forma dura. Las personas que eran mayores cuando vino el grunge quizás tuvieron una vivencia más sencilla, pero las pre-adolescentes y adolescentes que vivimos aquello no podemos obviarlo fácilmente, aprendimos a perder demasiado pronto.
Mi impresión es que el pensamiento grunge se caracteriza por la falta de fe en la Humanidad, así en mayúsculas, todas las coles en el mismo saco. Falta de fe en el sentido en que no esperamos nada bueno de ella. Cuando aparece una voz que nos toca y nos identificamos con ella, suelen ser voces que reflejan a personas fuera del abanico de opciones «normales» o «ampliamente aceptadas». Cuando perdemos esa voz, se confirma nuestra la falta de fe en la Humanidad, una Humanidad muy poco humana, no cuidadora y consumista, que utiliza lo que puede del otro, lo consume y lo tira a la basura.
Pero como apuntaba más arriba, esta falta de fe se combina con la acción a nivel individual. No pretendemos cambiar a todo el mundo, pero sí hacemos las cosas de la manera más correcta posible, sin dañar y cuidando a la persona que tenemos al lado. Por eso no es fácil detectar a quienes mamamos el grunge con menos de 16 años, porque se espera ver a gente siniestra y deprimida, cuando solemos mostrarnos vitales y alegres con quien se nos acerca, es nuestra manera de contribuir a la Humanidad.
Por eso celebro igual los aniversarios que las muertes. Es cierto que Chris Cornell ya no está, pero su presencia es y será importante. Quiero recordar el día de su nacimiento como esa flor que surgió en la basura para que viéramos algo que de otra forma no habríamos visto. Quiero finalizar compartiendo, para que no se me olvide nunca, el recuerdo más bonito que tengo de él.
Fuimos a ver a Soundgarden en el Hellfest de 2014. Por aquellas casualidades de la vida, en un momento concreto del concierto conseguí arrimarme a una valla del lateral que no estaba muy concurrida. Chris Cornell se acercó tocando la guitarra (no había venido a ese lado durante toda la actuación) y desde arriba del escenario nos fue mirando una a una a las cuatro personas que estábamos allí. Yo era la cuarta y me sostuvo la mirada un instante, hasta que una chica a mi lado gritó su nombre. Se cortó la conexión, se fue para el centro del escenario, yo me retiré para atrás a mi sitio inicial, y no se volvió a acercar a aquella parte del escenario en toda la actuación. Dos segundos en que vi la falta de fe en la Humanidad pero unas ganas profundas de hacer algo por el de al lado, aunque él mismo no estuviese bien. Gracias Chris Cornell por haber existido y habernos dejado tantas cosas buenas. Que tu arte cuide y ayude a mejorar la humanidad.
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