La pandemia va remitiendo y ya estamos pudiendo ver en directo las presentaciones de trabajos que han salido en los dos últimos años. La expectativa que tenía con Epica venía de la mano de los directos enlatados que nos han ido ofreciendo y que tenían unas puestas en escena y sonido fantásticos. Ademas del aliciente de verlo codamente en casa, sin tener que hacer cola para ir al lavabo o a la barra, y poder desafinar todo lo que quieres al cantar porque no le fastidiado el concierto a nadie.
Empezaba el concierto en la oscuridad total a ritmo de Alpha – Anteludium, fantástica introducción para dar tiempo a prepararse Simone en el alto central y la toma de posiciones de la banda. Se descubría el estudiado escenario con Abyss of time – Countdown to singularity y me dejaba totalmente atónita la presentación: varios niveles de pantallas y luces, con teclado (giratorio), batería y voz melódica sobre el nivel superior, guitarras, bajo y voz gutural en el nivel inferior. Todo perfectamente ubicado para repartir visibilidad y protagonismo.
Con los reajustes propios de un concierto en el que se ha hecho la prueba de sonido en sala vacía y luego se llena, nos encontramos con The essence of silence uno de mis favoritos del setlist, en que la voz de Mark Jansen se estaba llevando toda la mala suerte, mientras con las imágenes perfectamente sincronizadas y la música se copaban mis sentidos. Soy de esas personas que crecieron mirando la tele, me encanta el doble estímulo auditivo-visual.
Prefacio estupendo en la denuncia hacia las guerras que supone Victims of contingency. En ésta saliendo a relucir otro de los instrumentos más aclamados de la banda: el teclado portátil de Coen Janssen. Por sacar alguna pega, de sonorizar yo le habría dado más volumen a los coros, pero es un mínimo detalle contando con todo lo que estaba ocurriendo en el escenario. Tantas cosas que sin darme cuenta desaparecen los pies de micro del nivel inferior y Simone Simons se empieza a mover con elegancia de un lado al otro del escenario a ritmo de Unleashed. No se hace esperar otro cambio de ritmo cuando con The final lullaby nos ofrecen la primera oportunidad de demostrar nuestra capacidad vocal proyectando parte de la letra en la pantalla, «Everything dies» en luces de neón.
Se me eriza la piel solamente con la intro de The obsessive devotion y me encanta darme cuenta que la banda está tan emocionada como yo cuando la voz entra antes de tiempo. Lejos de fastidiarme me gustó el detalle, síntoma de que se estaban entregando tanto como el público. Además a estas alturas ya le tienen muy pillado el juego de luces e imágenes, con los tiempos tan marcados musicalmente. La sorpresa fue ver que para The skeleton key habían encontrado una combinación igual de efectista de luces, colores e imágenes, casi como la música y lo que la rodeaba se hubiera gestado a la vez.
Me ayudaron a bajar el subidón de adrenalina que llevaba, la linterna de mi móvil al compás de la mágica Rivers y el efecto que crea en el público en este momento del set. Aprovechando el ambiente generado nos atacan con otra de su reciente Omega: Code of Life, que tiene partes de todo lo que caracteriza a Epica.
Tras este trallazo Simone hace uso de la complicidad adquirida con el respetable para presentar un trato, en los siguientes tres temas el público debe hacer una cosa distinta en cada uno: en el primero cantar, en el segundo saltar y en el tercero nos lo diría luego (pero ya adelanto que era hacer un circle pit enorme).
Cantando nos entregamos a Cry for the Moon y su «forever and ever», donde Simone apuntaló a la perfección las notas incluso en el cambio de tono. Sudamos la camiseta saltando con Beyond the Matrix, mi tema favorito en los últimos tiempos. Y se abrió el circle pit con Consign to Oblivion, soberanamente interpretada en todas sus partes.
En cuanto a la formación han demostrado que el quinteto es sólido, y cuanto más tiempo permanecen juntos más conexión se ve entre ellos, dejando espacio a todos para que podamos admirar su destreza y encanto.
Otra victoria para Epica. Estoy segura de que se fueron de Barcelona con más seguidores de los que tenían cuando llegaron, tras el fastuoso despliegue en la capital catalana.
Mi experiencia sobre el evento que tuvo lugar en Razzmatazz el 10 de febrero de 2023
Tras la huella del rock 